Roberto Malaver / Fotos Fabricio Martorelli
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Cuando preguntamos en el ambulatorio Daniel Camejo Acosta, en Barquisimeto, por Pastor Suárez, la gente respondía con una mezcla de lástima y asombro: “¿Quién?”. La aclaratoria les cambió la actitud:
–El señor que hace prótesis.
–Ah, ese señor está por allá, en aquella puerta, después de la entrada principal.
Una clara demostración de que a uno lo conocen más por lo que hace que por su identidad. La gente no es lo que dice la cédula sino lo que hace.

En su lugar de trabajo nos estaba esperando Pastor Suárez, ortoprotesista –técnico que fabrica y repara prótesis para suplir la ausencia de algún miembro o extremidad–. Nació el 6 de septiembre de 1961, y tiene 15 años fabricando prótesis. “Soy guaro 100%”, dice.
–Yo aquí trabajo prótesis a nivel superior y a nivel inferior. Es decir, de piernas y brazos. En estos momentos estoy fabricando solamente prótesis de piernas. Las hay por debajo de la rodilla y por arriba de la rodilla, y otra que es desarticulada, o de cadera. Hago también plantillas ortopédicas. Y férulas de mano y para pies. Hay infinidades de férulas. Hay otro tipo de aparatos que nosotros usamos aquí para las personas parapléjicas. A esas personas que no tienen funcionalidad de la cintura para abajo, se le colocan aparatos para que se paren. Tengo 15 años en este trabajo.

–¿Usted trabaja en el ambulatorio y también es su trabajo personal?
–Sí, es por el ambulatorio, y hago también trabajos en mi taller, una iniciativa personal. Yo trabajo con toda clase de público. No solo de acá, de Barquisimeto, también vienen de otros estados. Gente que viene de Caracas. Tengo pacientes de varias regiones del país.
–¿Cuál es el costo de estos implementos?
–En el mercado se consiguen en casi tres mil dólares. Una prótesis para una pierna transfemoral, nosotros la llamamos muslo, está cerca de cinco mil dólares. Es caro, muy caro. Si la gente supiera que eso es tan caro así, de verdad que no se encaramarían en una moto de esas, la mayoría de los lesionados que pierden extremidades son jóvenes. Acá en Barquisimeto hay ahorita una fiebre de moto, tremenda. Y aquí llegan jóvenes, niños amputados. Eso da temor, de verdad. Y muchas de esas personas son de bajos recursos, yo los ayudo en lo que pueda. Por ejemplo, aquí estoy fabricando una prótesis por debajo de la rodilla para un señor que no tiene recursos, y estoy creando una artesanal, para por lo menos solventarlo. Será una donación o colaboración. Hay mucha demanda de prótesis, y en su mayoría es por amputaciones debido a la diabetes y a accidentes en moto.

–¿Hay jóvenes a quienes usted les enseña este oficio?
–Mira, tuve una entrevista con la ingeniera de Fundacite, y quedamos de abrir una escuela acá, donde yo pueda dar clases, estamos esperando que se concrete.
–¿Aparte de usted hay más gente que hace prótesis?
–Sí, pero la mayoría son privados, y de verdad son muy costosas.
–¿Con qué material trabaja?
–Ese material es alemán. Utilizamos resina líquida y otros componentes, fibra de vidrio, fibra de carbono. Un material que se llama estoquineta, que también es muy caro. Y otro material que utilizamos es una bolsa de un material llamado PVA. Eso viene por metros. Nosotros hacemos las bolsas. Esto cuesta 50 dólares el metro. Es a base de polipropileno. Hay que buscarlo, y por ejemplo, lo tiene Colombia, y Brasil. Brasil es uno de los países más desarrollados en prótesis.

–¿Cómo aprendió este oficio?
–Yo estudié en la universidad May Hamilton, en Caracas, donde tuvimos asesores venezolanos y cubanos. Aallá aprendimos la teoría, y las prácticas las hicimos aquí, en el ambulatorio “Daniel Camejo” y en el Hospital Central de Barquisimeto. De allí para acá seguimos ayudando a las personas.
–¿Cómo hace una persona para ponerse en contacto con usted para que le haga una prótesis?
–Por el número telefónico. Llegan acá, se entrevistan conmigo, y es como una cadena. Uno le avisa al otro, y al otro, y así he logrado estar en comunicación con varias personas. Como te decía, aquí han llegado personas de Caracas, de El Tigre, de todo el país.



–¿Usted no lleva la la cuenta de la cantidad de prótesis de piernas y brazos que ha fabricado?
–Si te digo una cantidad, miento, no llevo esa cuenta. Pero creo que en 15 años he realizado más de 10 mil, o algo así. Y hay más de hombres que de mujeres, porque los hombres son los que más meten la pata. Hay albañiles que se caen del andamio, electricistas, hay de todo. Por ejemplo, la semana pasada tuve un muchacho aquí, de 32 años, con una amputación desarticulada de cadera, eso es bastante fuerte. Está la prótesis y el cuerpo del paciente, y debe haber un material que une al cuerpo y a la prótesis; se llama socker.

Pastor Suárez nos da una explicación bien clara de cómo se instala el socker, muy completa y didáctica.
–La prótesis con el socker es demasiado costosa. También hay otras prótesis que traen tubo y pie, que también son costosas. Por ejemplo, el tubo que protege el pie –el ortoprotesista nos muestra el tubo– está costando alrededor de 280 a 300 dólares.
–¿Y es muy resistente?
–Sí, claro. Cuando uno siente la necesidad de caminar, uno corre con el gasto, uno busca. Yo tengo pacientes que han tenido muy buenos resultados
–¿Y usted está dispuesto a dar clases?
–Sí, claro. Yo hablé con la ingeniera Angélica, y bueno, han venido personas. Por ejemplo el Secretario General de Salud, de acá, él quiere que se abra un espacio para que yo de clases ahí. Yo le dije que sí, que estoy a la orden. Porque yo no soy un niño, y me gustaría que hubiera personas más jóvenes que yo, que aprendieran este oficio.

–¿En cuanto tiempo se hace una prótesis?
–En 15 días. Yo la puedo sacar en menos tiempo. Pero en 15 días se trabaja más cómodo porque esto es otro tipo de trabajo. Yo tengo un positivo, el yeso, que lo llevo a la medida del paciente. Agarras la medida del muslo del paciente y yo lo voy llevando hasta la medida porque es importante esa medición. Aquí por ejemplo estoy haciendo una prótesis de un muchacho venezolano que tuvo un accidente en Colombia, allá no le quisieron hacer la prótesis, no sé por qué. Él vino para acá, y aquí le estoy haciendo su prótesis, tengo que hacer las mediciones.
Nuevamente el Ortoprotesista nos explica, con los instrumentos en la mano, cómo se hacen las medidas para llevar a feliz término la prótesis. Y siegue diciendo:
–Después uno tiene que enviar al paciente a una prueba, ahí le van a enseñar a subir y bajar escaleras, a subir y bajar las aceras. Y eso se llama terapia protésica. Yo estoy más acostumbrado a la terapia de brazo, porque es lo que más he fabricado.

–¿Los pacientes tienen que comprar el material?
Sí, yo les ofrezco el trabajo, pero ellos tiene que comprar el material. Aquí en el ambulatorio no se les cobra nada. A veces yo aporto material si tengo, porque aquí viene gente de bajos recursos. Por ejemplo, hace como 3 años, aquí estuvo un muchacho de 17 años amputado de una pierna, y no tenía los recursos, yo pedí ayuda la gobernación, y no se logró nada, pero después hablé con algunos pacientes que conozco, y me dijeron que sí podían ayudar. Y así, de esa manera, logramos ayudarlo para fabricar su prótesis.













2 comentarios
Gracias por compartir, es agradable saber que hay personas que están no solo por el beneficio económico, sino también por dar el servicio con bondad y amor. Aparte, es una información muy valiosa ❤️
Felicitaciones por esa entrevista tan hermosa, existen personas maravillosas en este mundo, gracias por darlas a conocer.