Isabel Hernández / Prensa Cendit
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Hace mucho tiempo se le insiste a la sociedad en que el uso de “energías limpias” como la eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica, entre otras, no son contaminantes al ambiente porque no emiten gases de efecto invernadero, reducen el impacto ambiental y ayudan a disminuir la llamada huella de carbono (cantidad de gases causados por dicho efecto). Pero si las energías renovables son tan beneficiosas, ¿por qué su implementación a menudo genera debates y controversias? La realidad es que no hay soluciones del todo limpias.
Para reducir el impacto en las emisiones de CO2 y dejar a un lado las energías que se producen de combustibles fósiles por la quema del carbón y del gas propano, entre otros recursos contaminantes, es necesario recurrir a las renovables como los paneles solares. Sin embargo, ¿alguna vez te has detenido a pensar cómo y cuál es el proceso de construcción de estos paneles solares?
También conocidos como paneles fotovoltaicos (PV) o placas solares, son dispositivos tecnológicos diseñados para capturar la radiación solar y convertirla directamente en electricidad. Su funcionamiento inicia con los módulos que convierten la luz que reciben del sol, aprovechando el llamado efecto fotovoltaico que se produce cuando la luz solar (formada por partículas llamadas fotones) e incide sobre el material semiconductor (silicio) de la célula solar para liberar electrones.
¿Sostenibilidad o impacto?
Los paneles solares son el resultado de un complejo proceso de fabricación que comienza con la extracción y purificación de grandes cantidades de minerales que posee la Tierra como el plomo, níquel, sodio, silicio, entre otros. Este último es esencial para generar corriente eléctrica al recibir la luz solar y abunda en la corteza terrestre, pero su transformación demanda un alto consumo energético.
Es cierto que los paneles solares no emiten gases de efecto invernadero durante su operación. No obstante, su producción sí conlleva a un costo ambiental, menor que el impacto de la corriente eléctrica producida por combustibles fósiles, pero que aún así pueden repercutir en consecuencias ecológicas muy serias si no se actúa de la manera adecuada.
Por ejemplo, las extracciones de minerales ocasionan desastres naturales como el cambio en la morfología del terreno (características observables de los horizontes del suelo) debido a las grandes excavaciones, deforestación de extensiones de tierra, pérdida de hábitats de muchas formas de vida o del suelo por la erosión, alteración de la biodiversidad o de los ciclos biogeoquímicos como el agua.
Es crucial considerar que los paneles fotovoltaicos tienen una vida útil de 25 a 30 años, pero también hay que saber que la producción de energía y eficiencia dependerán de factores como el número de horas solares, potencia, rendimiento del sistema fotovoltaico y de la zona geográfica donde se encuentre. Existe un indicador que mide el tiempo que tarda un sistema de energía renovable, como un panel solar o un aerogenerador, en producir la cantidad de energía que se utilizó para fabricarlo, conocido como Tiempo de Retorno Energético (EPBT, por las siglas en inglés de Energy Payback Time), el cual calcula cuánto tiempo necesita un panel solar para generar la misma cantidad de energía que se consumió en su fabricación, incluyendo la extracción de materiales, procesamiento, manufactura y transporte.
Según un artículo publicado en septiembre del 2024 por el portal web Endensa, el tiempo de recuperación energética de un panel solar varía en función de varios factores como el tipo, materiales utilizados y el clima del lugar donde se instala. Los modernos tienen un promedio de 1 y 3 años, lo que significa que puede producir la misma cantidad de energía que se invirtió, superando con creces la consumida durante su fabricación. Incluso, en el escenario más desfavorable de un EPBT de 4 años, el panel solar suscitará energía limpia durante 21 a 26 años.
Si bien no se trata de una devolución directa de los materiales a la tierra en el mismo sentido en que fueron extraídos, los paneles solares retribuyen la energía utilizada en su construcción en un periodo relativamente corto. El desarrollo de la infraestructura de reciclaje es fundamental para abordar la compensación de materiales de una manera más circular y sostenible en el futuro.
La tecnología fotovoltaica se encuentra en constante evolución para tratar de crear una energía verdaderamente limpia de una forma sostenible y que no impacte de manera negativa en el ambiente. El reciclaje de paneles solares, después de culminar su vida útil, no solo evita que grandes cantidades de residuos terminen en vertederos de agua y se conviertan en basura electrónica, sino que también permite recuperar valiosos materiales como el silicio, aluminio, vidrio y metales como la plata y el cobre.

Es necesario desmontarlos cuando llegan al final de su ciclo de vida para evitar residuos innecesarios, que según lo datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) podrían llegar en 2050 a las 78 millones de toneladas en todo el mundo. Un correcto reciclaje y gestión de residuos de las placas solares es clave para un mejor cuidado del ambiente.
Otero, A. (2024) publicó un artículo en el portal web Xataka, donde mencionó que gracias a una búsqueda realizada por un grupo de científicos de la Universidad de Camerino en Italia, se están desarrollando nuevas técnicas de reciclaje que permiten recuperar el 98,7% de la plata pura que existe en las células desechadas.
Innovaciones sustentables en acción
Un grupo de investigadores chinos se encuentran desarrollando novedosos estudios que respondan a las problemáticas planteadas, a través de la optimización de los paneles solares orgánicos para posicionarlos como una alternativa sólida ante los convencionales. De acuerdo a un artículo publicado en el 2018 por López J., en el portal web Xataka, esta tecnología utiliza células de carbono y plástico que sirven como material semiconductor de energía, por lo que su fabricación es más sustentable y económica. El uso de estos materiales le permite obtener más flexibilidad estructural, de manera que pueden ser instalados en diversas superficies. El objetivo principal de estas investigaciones es incrementar la eficiencia de las células fotovoltaicas orgánicas mediante la construc
El mismo artículo señala que estas innovaciones están basadas en la estructura de las celdillas de los paneles OLED que usan los fabricantes de televisores, son unidades fundamentales construidas con múltiples capas delgadas de materiales orgánicos que componen la pantalla del TV y son responsables de generar la luz y el color. Además, asegura que el grupo de profesionales continúa realizando estudios que aumenten la eficiencia a un 25% para hacer paneles orgánicos más sostenibles.
Venezuela también forma parte de estas posibles soluciones sustentables con la capacitación y trasferencia de conocimientos para formar a hombres y mujeres en cursos gratuitos que ofrece la Fundación Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Telecomunicaciones (Cendit) en Fundamentos de Sistemas Fotovoltaicos, con la finalidad de sentar las bases para una mayor adopción de la energía solar, contribuyendo a la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El curso está diseñado para cubrir desde los fundamentos teóricos hasta las aplicaciones prácticas, asegurando que los participantes puedan instalar, mantener y optimizar estos sistemas de manera eficiente y segura, contribuyendo así a un futuro energético más limpio de la mano de profesionales de alto nivel académico.
La formación que impulsa el Cendit invita precisamente a cuestionarse los modelos energéticos convencionales y a buscar alternativas innovadoras. Más allá de la instalación, se estimula a proponer nuevos diseños e iniciativas que estén intrínsecamente adaptadas a los materiales que se encuentran en la localidad, promoviendo una visión de cómo responder a las necesidades energéticas de la nación de forma autónoma y eficiente, pero siempre desde una mirada soberana que priorice la minimización del impacto ambiental y evite generar otros problemas al ambiente en el proceso.