Inicio Opinión y análisis Alimentación en Autismo, más allá del gluten

Alimentación en Autismo, más allá del gluten

1.008 vistos

Graciela Vanessa González | Alimentación Con-Ciencia

_______________

Artículo relacionado: Amor de madre, ciencia y ocumo para mitigar el Trastorno del Espectro Autista

Joseíto, de dos años, alineaba con precisión obsesiva sus juguetes como si cada uno tuviera un propósito secreto que solo él comprendía. Esta podría ser una escena común, pero se enrareció con la llegada a casa de la tía Carmen.

Su madre, Laura, al llamarlo por su nombre, «Joseíto, ven a saludar a la tía Carmen», no respondió al llamado ni tampoco miraba a los ojos. La tía Carmen no pudo evitar darse cuenta de la dinámica y mientras Joseíto seguía alineando sus juguetes, ella se acercó a Laura, bajando la voz como si compartiera un secreto. «Lau, ¿has pensado en hablar con el pediatra? Podría ser autismo…».

Estas palabras, aunque cayeron pesadas, flotaron en el aire cargadas de connotaciones. «¿Qué? ¿Autismo? Mi hijo no está enfermo», se repetía, pero la duda fue creciendo y aunque el miedo la invadía, sintió la necesidad de entender y de buscar respuestas. El viaje hacia el bienestar comenzaría con un simple paso hacia la comprensión.

Diagnóstico temprano

Según los expertos, lo ideal es obtener el diagnóstico entre los 2 y 3 años, máximo 5 años, para comenzar el abordaje a tiempo y puedan tener menos desafíos. Sin embargo la realidad es totalmente opuesta, existen casos en los que no hay una tía Carmen que hace la observación, sino una maestra Petra que, en sexto grado, nota comportamientos que no concuerdan con la edad. También están los casos en que se acude al pediatra, pero este dice que “No tiene nada”, o que hay que “Darle tiempo, porque todavía está muy chiquito”. Están los casos referidos a neurología donde obtienen recetas de medicamentos y “ahora lo veo peor”. Afortunadamente, también hay testimonios de personas que han dado con el médico, terapia o abordaje correcto y han visto avances en en sus hijos. ¡Los padres de niños con autismo lo han visto todo!

Hoy en día el término “autismo” se usa de manera común en la sociedad, pero la mayoría de las personas desconocen su complejidad. El autismo no es un concepto estático o lineal. Hace décadas, se veía como una categoría fija, pero hoy lo entendemos como un espectro multidimensional, donde cada persona tiene su propia combinación de habilidades y desafíos, pero caracterizandose por una dificultad en la comunicación social, comportamientos repetitivos e intereses restrictivos. Algunos apenas necesitan apoyo, mientras que otros requieren más ayuda en su vida diaria. Es decir es común definirlo desde un enfoque conductual y sintomático, más no genético, donde las causas (genéticas, epigenéticas, médicas y/o ambientales especificas) no definen la condición en sí, sino que aporta contexto para el manejo individualizado. Esto abrió para la ciencia un abanico de posibilidades de abordaje.

Si retrocedemos en el tiempo, los tratamientos para el autismo eran más cuadrados y estrictos bajo una receta universal, a diferencia de hoy, cuando muchas opciones se presentan. En el siglo XX se usaban antipsicóticos como la risperidona para manejar comportamientos intensos, como la irritabilidad o la agitación. Estos medicamentos no han desaparecido (todavía son útiles en casos específicos según el contexto), pero la ciencia ha dado un giro interesante, pues un abordaje desde la alimentación, está tomando protagonismo. ¿Por qué? Porque lo que comemos no solo nutre el cuerpo, también puede ser un abrazo tranquilizador al cerebro. Este cambio no es una moda, está basado en evidencia científica que conectan el intestino con el cerebro.

El eje intestino-cerebro y la Red de Modo Predeterminado (DMN)

La Red de Modo Predeterminado (DMN) es una red neuronal fundamental para procesos como la cognición social e introspección, es decir, es responsable de integrar información sobre uno mismo y sobre los demás, lo que es esencial para la empatía y la interacción social. En personas con autismo, se ha observado que la actividad de esta red puede estar alterada y sufrir de neuroinflamación, lo que dificultad cómo se procesa y se entiende la información social, incluyendo las emociones y pensamientos de los demás.

Estudios recientes muestran que la dieta influye en (DMN) a través de la neuroinflamación. Un consumo excesivo de azúcares simples promueven Candida spp que entorpece la función de la microbiota intestinal, la cual es una comunidad de miles de millones de bacterias que regulan funciones vitales, entre ellas la comunicación intestino-cerebro. Este desequilibrio es llamado disbiosis y en el caso del autismo en la mayoría de los casos lo sufren desde temprana edad, inclusive desde el nacimiento.

La disbiosis genera que las bacterias no produzcan metabolitos que evitan la porosidad (permeabilidad) de nuestro intestino, como los ácidos grasos de cadena corta (por ejemplo, el butirato). El aumento de permeabilidad intestinal permite que compuestos no procesados, toxinas y bacterias ingresen al torrente sanguíneo (¿Y a donde va la sangre?a todos lados, incluyendo el cerebro), incrementando la neuroinflamación que podría agravar síntomas en el autismo, relacionados con la regulación emocional, la ansiedad o dificultades sociales.

Dieta antiinflamatoria es más que gluten free

Es común asociar la dieta en autismo como “libre de gluten”, pero por todo lo anterior podemos entender que es una dieta más compleja. Focalizar al gluten como promotor central del intestino permeable en el autismo es un enfoque reduccionista y descontextualizado. El gluten no induce disbiosis por sí mismo (bajo contextos de celiaquía o reacción alérgica al gluten podría ser un cofactor en la disbiosis amplificando un desequilibrio ya existente). El problema con el gluten es que agrava la condición de permeabilidad y la fgrma en que se nos presenta, es decir, en productos ultraprocesados (UP) como panes, galletas, salsas industriales, helados o pastas refinadas generan disbiosis, pero esto se atribuye más a la falta de fibra, los aditivos, azúcares simples y añadidos que componen estos UP, que al gluten por sí mismo.

La caseína, al igual que el gluten, solo se vuelve neuroinflamatoria si existe permeabilidad intestinal, un fenómeno impulsado principalmente por el exceso de azúcares simples (pero no el azúcar en sí, sino su forma aislada). Estos azúcares, presentes en chucherías, refrescos y dulces UP, carecen de la fibra, vitaminas y minerales que acompañan a los carbohidratos complejos en alimentos naturales (frutas, tubérculos).

Dentro de la comunidad (informada) vinculada al autismo, persiste la idea de que esa dieta “ideal” (aunque no es general sino individual) es “Libre de gluten” y ya. Si bien esta idea es una verdad parcial (por el hecho de que el gluten es una proteína proinflamatoria), no es el único nutriente que en líneas generales se suele excluir, pero sí fue una buena oportunidad para que se vendieran harinas alternativas de alimentos libre de gluten como la quinoa, la almendra, el garbanzo, entre otros, como una opción apta para esta población, a unos precios exageradamente altos, generando que una dieta con apoyo de estas harinas sea insostenible. Ante esta realidad, optar por una alimentación basada en alimentos locales y ricos en fibra soluble se erige como una estrategia preventiva, económica y culturalmente pertinente.

La fibra soluble, presente en tubérculos y verduras autóctonas, actúa como prebiótico natural, es decir como alimento a las bacterias en nuestro intestino productoras de butirato, ese aliado principal para no desarrollar permeabilidad intestinal. Y lo mejor de todo es que no se encuentran en suplementos envasados ni en los estantes de la farmacia que lo tiene todo, solo debemos girar nuestra mirada al territorio para optar por ellos: plátano verde, batata, ocumo, ñame, yuca… Estos alimentos, accesibles y asequibles, ofrecen una alternativa práctica a los carbohidratos refinados (panes, harinas blancas) y UP cargados de aditivos.

Entonces cuando se limita caseína, gluten y azucares de fácil absorción, siempre surge el ¿Y que van a comer? Si se mira un poco lo que ofrece la cultura alimentaria original de Venezuela, obtenemos algunas pistas, porque como hemos insistido tantas veces en esta columna, pareciera que la Ciencia a través de sus investigaciones, nos hace la invitación a volver a lo esencial. Por tanto la idea nunca será la prohibición o de ir por el mundo satanizando a estos alimentos, sino de plantear alternativas para reconstruir un ecosistema intestinal resiliente, pero esto pasa por hacer una caracterización detallada del papel que juegan estos alimentos dentro de este contexto delicado.

La ciencia sigue avanzando, y con ella nuestra capacidad de entender y acompañar a quienes viven dentro del espectro. Este vínculo que hoy se nos revela entre autismo, intestino y cerebro no es la puerta a una “cura” mágica, porque el autismo no es una enfermedad, sino una variación neurocognitiva que tiene diversas formas de experimentar al mundo y que hoy en día exige adaptación social, no erradicación. Más bien nos dice que a través de la alimentación hoy tenemos una herramienta esperanzadora que puede ayudar a que cada persona despliegue su potencial único en un contexto de bienestar.

El gran objetivo: Ciencia para la vida

La alimentación es educable, pero cuando no hay acceso a la información, el panorama se vuelve más difícil. Este tema toma cada vez más protagonismo, pero aún falta llegar a muchísimos espacios, he aquí la gran tarea: poder llevar información actualizada a los padres, es por ello que instituciones como Fundacite Yaracuy, se unen a esta concientización sobre el autismo (que no debe limitarse solo al mes de abril) a traves de formaciones y divulgación sobre la alimentación como parte del abordaje biomédico en autismo, con personal capacitado, dirigida a maestros, cocineras del Programa de Alimentación Escolar y público en general, con el propósito de que la información llegue a quien no la tiene y puedan acercarse a esta experiencia.

La ciencia es para la vida cuando a través de las investigaciones busca el bienestar del ser humano respetando a las otras formas de vida y al planeta y la divulgación de estos extraordinarios avances nos compete a todos, es por ello que cada granito cuenta en el gran propósito de hacer ciencia para la vida.

Autor

Compartir:

Investigadora en ciencia y cultura de la alimentación

13 comentarios

Mercy Mero 5 mayo 2025 - 10:19

Felicitaciones por sus valiosos aportes a la comunidad.

Respuesta
Graciela Vanessa González 7 mayo 2025 - 06:14

Muchísimas gracias. ❤️

Respuesta
Graciela Portes 3 mayo 2025 - 20:25

En cierta ocasión escuché un comentario: Como es arriba, es abajo y algunas personas dirán que no viene al caso, pero a mí me enseñaron a hacer analogía. Esto significa que si estoy bien abajo (intestinos), esto hará que este bien arriba (cerebro). que bueno que se este aplicando por medio de la alimentación, más económico y más saludable ya que los beneficios son múltiples. Gracias por compartir tus conocimientos

Respuesta
Graciela Vanessa González 4 mayo 2025 - 06:54

Así es, la analogía es muy acertada en este caso también. un abrazo 🤗

Respuesta
Gabriela Ramos Martell 3 mayo 2025 - 18:58

GRACIAS TOTALES.!. Aún no he llevado a mi hijo a la consulta con Nutricionista, y aunque lo tengo anotadito como prioridad, ahora con esta información comprendo un poco más el por qué… y la complejidad del abordaje necesario para el TEA. Muchísimas gracias

Respuesta
Graciela Vanessa González 3 mayo 2025 - 20:24

Me alegra muchísimo que el artículo haya Sido parte de la motivación para acelerar ese paso. La comprensión siempre será el primer paso al bienestar, un fuerte abrazo y los mejores deseos en esta nueva etapa.

Respuesta
Francisco 3 mayo 2025 - 09:34

Excelente artículo, la felicito. Hace 17 años cuando diagnosticaron a mi hijo, tuvimos la suerte de ir a SOVENIA y contar con la atención de doctores y psicólogos que ya comprendían la relación entre el estómago y el cerebro.
Hoy en día, mi hijo diagnosticado de síndrome de autismo es estudiante universitario y aunque socialmente le cuesta relacionarse, funcional y cognitivamente está perfecto.
Hemos descubierto que una de las formas de lograr mejoras en la interacción social es el baile y por eso insistimos en que baile en academias, donde la interacción social es requerida.

Gracias por este artículo tan interesante que nos reafirma el correcto proceder en aquel tiempo, pues no faltaba un neurólogo que nos decía «que tiene que ver el estómago con el cerebro»

saludos y felicitaciones por el artículo

Respuesta
Graciela Vanessa González 3 mayo 2025 - 10:53

Gracias por compartir tan maravillosa experiencia, y que suerte haber dado con SOVENIA y sus profesionales actualizados. Gracias por esas recomendaciones para la interacción social, serán compartidas en el momento oportuno con quienes lo necesitan. un abrazo, Francisco.

Respuesta
Yohanalis Ramírez 3 mayo 2025 - 08:04

Excelente aporte es muy motivador y se enfoca en las mejoras de los niños con autismo es importante seguir adelante con estos temas.

Respuesta
Graciela Vanessa González 3 mayo 2025 - 10:54

Muchísimas gracias, es muy importante poder ser vectores de esta información. un abrazo.

Respuesta
Narda Matos 3 mayo 2025 - 14:05

Excelente. Muchas gracias, interesante por demás. . No es un tema común, gracias por compartirlo.

Respuesta
DILCAR MATERAN 3 mayo 2025 - 07:34

GRACIAS POR ESTE GRAN APORTE❤️💙

Respuesta
Graciela Vanessa González 3 mayo 2025 - 10:55

Gracias también a usted, profe. Por sus grandes esfuerzos para el bienestar de los niños con TEA del Estado Yaracuy. Gran admiración hacia usted y su trabajo

Respuesta

Deja un Comentario